Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


sábado, 8 de noviembre de 2014

EL EFECTO ADOSADO

Me cuentan que en algunas consellerías de esta nuestra Generalitat Valenciana van reapareciendo poco a poco algunos de aquellos terribles “rojos-de-toda-la-vida” que vimos aparecer cuando el PSOE alcanzó el poder, y que milagrosamente se “adaptaron a las nuevas circunstancias” cuando un triunfante PP+UV desembarcó en los puestos de mando con muchos humos y en algunos casos primitivas ansias de revancha.

Fueron muchos los que olvidaron que sus puestos eran, en ocasiones, debidos a que el partido, o el sindicato les pusieron allí. Y en la mayoría de los casos no iba a ser – excepciones siempre las hay, y algunas muy honrosas – por su cualificación profesional, sino porque a tal partido o sindicato le parecía lo más conveniente – vaya usted a saber por qué – que aquel personaje ocupara cargo con firma.

Vimos en aquella Conselleria de Presidencia, en la noche posterior a las elecciones, largas caras, semblantes muy preocupados. En algunos casos, sí, era por la desilusión ideológica de la interrupción de un proyecto, y la llegada al poder de un partido que se estimaba nefasto para el progreso de la Comunidad Valenciana (nadie podía imaginar hasta qué nivel). La noche se acercaba, y ocultos en ella mangantes, traidores e inquisidores.

Pero otros muchos lo que temían, como está pasando ahora en sentido contrario, era por su sueldo: Directores generales, jefes de área, jefes de servicio en comisión, asesores… Muchos de ellos pasaron, de repente, de ser hombres (y mujeres, claro) incondicionales de partido a simples técnicos dedicados exclusivamente a sus deberes administrativos. Incluso más de uno demostró su celo actuando de forma macarthista contra sus propios compañeros, en demasiados casos como forma de ”agradecimiento” a aquellos que les habían encumbrado.

A alguno de los desolados líderes del partido, apabullados por tanto escapismo, les comentaba entonces el “efecto adosado”, y no es este otro que el que sufre un personaje inconsciente (voluntariamente o no) de que ha sido aupado a un cargo con bastante ayuda de “los compañeros” y que se acostumbra rápidamente a su nuevo sueldo. Llega a casa, da la buena nueva (siempre le han ascendido por sus méritos) y rápidamente se compra un adosado, un barco (entonces estaba de moda comprarse un barco y un amarre lo más cerca posible de Lerma) o eleva su nivel de gastos comprometidos en la parte proporcional. Ya no es  un mero currito: Ahora ya es un cargo, con buen sueldo. ¡Cómo mola!

Claro, cae el partido que le ha aupado y no se le ocurre pensar en devolver su puesto, aunque sea por mera coherencia ideológica para no colaborar con quien hasta entonces era su contrario ideológico. Hay que pagar la hipoteca, amigos. O el colegio bien de los niños, o tantas otras cosas a las que uno se acostumbra rápidamente.

Y en más de un caso, estos técnicos reconvertidos, que habían sacado la cabeza en mítines y manifestaciones, haciéndose ver por los pasillos de la entonces sede de la Calle Albacete para ver si les caía algo, se pusieron chaqueta y corbata, camisa azul clarito, se repeinaron y resultaron ser más cristianos que nadie, frecuentando obras y legiones cristianas, con mucha misa y mucha cacería. Al fin y al cabo, nada nuevo. Había que defender el futuro, y a rey muerto, rey puesto.

Y ahora va a pasar lo mismo, ya lo veréis. En sentido contrario, claro. Van destapándose y resultando ser progres muchos de los que estaban disciplinadamente calladitos. Ahora, todo el mundo critica la corrupción y a los corruptos, después de decenios de compartir y ocultar secretos a voces, de hacer la vista gorda y en algunos casos - ¡Ay, qué acojone ahora! - firmar lo que mandaban. Lo que hiciera falta por el Partido.

Ahora, el Partido está en retirada, y te han dejado literalmente con el culo al aire. No solamente no reconocen que te pusieron ahí para firmar, tonto el haba, sino que te ponen verde por haber firmado. Y como la firma es tuya, pues allá tú con el juez.

Eso es la política de bajos fondos, mierda de política. Aparecen valerosos sindicalistas a los que nadie conoce en su centro de trabajo, como si hubieran estado partiéndose el pecho por los compañeros durante las peores épocas, y aquellos que realmente han estado haciéndolo – los hay –tienen que aguantar a estos especímenes que lo que quieren es colocarse lo mejor posible en la parrilla de salida de los mejores puestos de poder.

Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros” fue la frase genial de Pío Cabanillas. Nunca mejor expresado el tema. Ya fue especialmente admirable cómo aparecieron, en ambos casos de la llegada al poder de los partidos triunfantes, personajes “militantes de toda la vida” que en realidad se acababan de incorporar para medrar. Y es que el asunto es que cuando un partido llega al poder, no suele tener tantos cargos de confianza realmente capacitados para ocupar los diferentes puestos de la Administración que conquista. Porque el problema principal es ese, que se ha evitado la profesionalización de la Administración para convertirla en agencia de colocación de propios y de expurgación de extraños, mediante la precarización de los nombramientos. Sufre así tal Administración los vaivenes no solamente de los cambios de partido, lamentablemente pocos en los últimos años de la Comunidad Valenciana, sino de las distintas “familias” dentro del mismo partido, que esto sí que es una lucha cainita.

Total, que vuelve el tema. Los que se están quitando rápidamente la chaqueta guay y la gomina del pelo se cruzan con los que, de repente, adoran a Pedro de toda la vida, y ellos siempre, siempre, apoyaron a si amigo Ximo. Nadie, de momento, se ha empezado a dejar coleta porque nadie se imagina a Podemos de partido gobernante, o quizás todo el mundo tenga claro que, si llegan, acabarán con chaqueta y corbata como el que más. Como muy gráficamente expresaba un compañero ideológico de los "constantes": "Esta vez sí que vamos a ganar, ¿no ves cómo nos vuelven a saludar?". Y así es, ya no "quema" la proximidad de los rojos, de los no fieles, de los que piensan por si mismos. Ahora, hay que arrimarse a ellos no sea que vayan a mandar.

Y esta es la crónica, queridos, de un tiempo pasado y de un tiempo que está por venir. Van a ser patéticos los cambios de chaqueta, los ocultamientos de fotos con “El President” (más de uno escondió corriendo las fotos con Zaplana para poner las de Camps, y luego la de Fabra), y era incluso divertido entrar en aquellos despachos mutantes en los que el presunto gerifalte no era sino un esclavo de la blackberry para correr a aplaudir, abrazar, inaugurar y firmar. La naturaleza humana es así, sea cual sea el color de la bandera con la que se envuelve.

Esperemos que de todo esto surjan enseñanzas, que en la nueva administración que ha de venir, si no queremos que esto continúe hacia el abismo que magistralmente nos han creado los previsiblemente cesantes, se elijan los cargos con criterios profesionales, independientemente de las militancias. Debemos recluir la influencia de esta baja política a los límites mínimos, estrictamente necesarios. La mera alternancia, la sustitución de unos por otros, garantiza la marcha hacia el caos. Necesitamos un proyecto de estado, y una regeneración ética, para terminar con tanta estética tragicómica.

lunes, 20 de octubre de 2014

Música recomendada: Digeridoo

Conocí y escuché por primera vez este instrumento en un albergue entre las dunas del Sahara. Imaginaros las noches con esta música lo atractivas que podían ser. Os dejo algunos enlaces para que veáis si os gusta:

En Youtube.
En la wiki
Uno recomendado.

Buenas noches y buen gobierno.

Música recomendada: El crisol del tiempo

Ya os he hablado en anteriores entradas de Eduardo Paniagua, y sin duda os hablaré en muchas más. La obra de este arquitecto y músico especializado en la historia medieval  es extraordinaria, y nos hace llegar auténticos tesoros.

En el Cd titulado "El crisol del tiempo" (Música medieval de Castilla-La Mancha) podemos encontrar obras de la etapa visigoda, como el canto litúrgico del rito visigótico-mozárabe "Surgam et ibo", ideal para escuchar tranquilamente en una de esas tremendas iglesias que dominan los ahora pequeños pueblos castellanos.

En la etapa hispano-musulmana empezamos por la extraordinaria "Talilatu al watia" (El nacimiento del profeta). Las otras dos obras que le siguen son deliciosas también.

Así podemos recorrer toda la obra encontrando obras deliciosas. Os aconsejo encarecidamente esta música para olvidar por un rato tanta epidemia mal gestionada, tanta tarjeta negra (¡Qué pijada lo de "tarjeta black"! ¿No hablamos castellano? Tanta lata con la unidad del imperio y su lengua, y nos vendemos al inglés) y tanto jeta.

Hay que seguir a Eduardo Paniagua, está claro. Otro día hablaremos de su hermano.

Buenas noches y buen gobierno.

domingo, 12 de octubre de 2014

La salida controlada.

Esto es pura ficción, puro calentamiento de tarro. El que vea segundas intenciones y semejanzas con la actualidad, personas físicas o jurídicas existentes o existidas, es un retorcido, oigan.

Había una vez un país gobernado en realidad por un grupo de personas muy poderosas, que controlaban de una manera u otra tanto el poder económico como los medios de comunicación, y muchas otras instituciones importantes. Aquel país simulaba ser una democracia, porque hasta entonces había sido lo más rentable, tanto para negociar con otros mercados como para mantener sumisa a la plebe, que había aguantado durante muchos años al dictador al que estos señores habían financiado para que acabara con todos sus opositores, casi a riesgo de reducir la población del país significativamente.

Habían ganado muchos años de beneficios. Pero tocó cambiar, porque la olla empezaba a bullir y la situación internacional lo aconsejaba. Se inventaron una cosa a la que llamaron Transición, que les aseguraba seguir mandando de forma que tampoco pareciera que mandaban ellos.

En aquella transición empezó gobernando un partido más o menos controlado. Pero estaba claro que había que prever una salida, para seguir manteniendo la apariencia de democracia, no fuera a ser que ganaran los comunistas y entonces se iban a perder importantes apoyos e importantes negocios, y los jefes de los jefes se iban a enfadar. Y se desempolvó y alimentó un pequeño partido, con un dirigente resultón, que decía ser de izquierdas y daba la imagen.

Consiguieron así una alternancia bipolar: Ahora los conservadores, que controlamos y ellos lo saben, y ahora los otros, a los que controlamos y ellos no lo quieren saber.

Pasaron los años, y nuestros super-amos hicieron pingües negocios, con unos y otros. Si alguno de los gobernantes se ponía borde, se le enseñaban los trapos sucios que se guardaban de él (si no hay, se inventan) o se le ofrecía un bonito cargo para su retiro. Cosas del ser humano, que para lo de los demás suele ser de izquierdas y para lo suyo muy de derechas (excepto honrosas excepciones, que las hay).

También se desempolvaron viejos sindicatos, que empezaron recibiendo un gran patrimonio, por lo perdido en la guerra, y muchas subvenciones. Y los sindicatos hacían su papel, mire usted, que es reconducir las protestas, canalizarlas y orientarlas. La relación entre esta orientación y las subvenciones ya era cosa de la mala prensa y de los malpensados.

Pero llegó un momento en que la gente ya no tragaba. La gente ya no quería ni al partido oficial 1, ni al 2. Y ya no se fiaba del sindicato oficial 1, ni del 2. ¿Qué se podía hacer? ¡A ver si va a resultar que sube la izquierda de verdad, esa que no controlamos y que nos saca los colores!

Entonces recordaron la historia del Rey de Sihun, que tenía tres rivales. Ante la caída de su prestigio, se temía que el rey perdiera el trono ante la coalición de los tres enemigos. Todos tenían segura la pérdida del trono, y lo que era peor, temían que se descubriera de verdad el grado de corrupción nacido y ocultado durante los años del mandato del Rey.

“No temáis: La gente no nos quiere, pero tampoco se fía de ninguno de mis tres rivales. Crearemos un cuarto que les diga lo que ellos quieren oír, que les prometa lo que quieren esperar. Se subirán todos a ese barco, y luego, como lo hemos creado nosotros, lo hundiremos.”

Así fue. Apareció un nuevo adalid, noble y generoso. En todos los rincones, en todas las plazas, se pagó a gente que cantaba las excelencias del nuevo héroe. Él tenía la solución de todo. Nadie sabía cómo, pero lo iba a arreglar todo de diferente forma que los reyes tradicionales. Y fue ganando seguidores, y los rivales eternos del Rey fueron perdiéndolos, de forma que ya no eran amenaza.

“Señor, hemos creado un monstruo que ahora se nos comerá, decían sus generales al Rey. No temáis, respondió este: Dentro de sus seguidores ya he prometido el poder a varios de ellos si le pasa algo al Adalid.”

Así fue, la sabiduría de aquel tirano (los tiranos no son tontos, lección 1) hizo que, tras arrebatar seguidores a los tres rivales, el partido del nuevo adalid quedara desmembrado por las luchas internas. De esta forma, el Rey había desactivado la amenaza, desorientado y desesperanzado aún más a la población y convencido de que, puestos a tener tiranos, más vale uno conocido.

¡No se hable más!, dijeron. Hay que crear a la criatura y alimentarla con nuestros poderosos medios de comunicación.

Y así hicieron. Y dedicaron todo su esfuerzo a desprestigiar aún más a sus antiguos servidores: Aparecían noticias continuamente sobre corrupción de unos y otros, se extendía la incompetencia del partido gobernante (o quizá se dieron órdenes, porque tan incompetente no se puede ser sin querer) y se creó un caldo de cultivo que fomentó al Nuevo Adalid, que para más cachondeo se lo creía y todo.

Pero estos señores no sabían, o no recordaban, que la historia del tirano oriental podía variar. Por ejemplo, los capitalistas alemanes fomentaron el ascenso del partido nazi para que frenara a los comunistas. Claro, el partido nazi llevó a Alemania y a medio mundo a la ruina, pero no necesariamente a sus promotores. A lo mejor aumentaron su negocio y todo.

Es que esto de comerse el coco…

sábado, 11 de octubre de 2014

Nuestros hospitales

Un hospital es un organismo complejo, con una vida interior específica. Un hospital es un mundo que te atrapa. Y quizás, una de las organizaciones humanas con más sentido: Mejorar y cuidar la calidad de vida de los demás. 

Siempre me ha interesado la sanidad. Ya mis compañeros de karate eran en su mayoría médicos o aspirantes a ello. El director del Tatami Universitario, el Maestro Armando Barra, desparramaba su personalidad tanto en las artes marciales como en su función como médico deportivo. La jerga, la visión de las personas que aporta la medicina, y tantas otras cosas, ya fueron formando parte de mi cotidianeidad.

Conseguí hacer la mili como ambulanciero (ya os contaré cosas de aquella época), y eso me acercó más a la sanidad. Al final, acabé siendo informático, primero del Insalud, después de la naciente Consellería de Sanidad. He tenido ocasión de ver y vivir la historia de la misma, y sigo “enganchado”, pensando en todo lo que se puede mejorar y en que es muy diferente gestionar aplicaciones y sistemas informáticos cuando su destino final es cuidar a las personas y salvar vidas. Nunca me he planteado cambiar a otra Conselleria en pos de una mejora. He encontrado enormes profesionales, grandes personas y extraordinarios amigos, en todos los niveles de la misma. Y he ratificado que la calidad humana no va asociada a un título o un cargo, y ni mucho menos a unas siglas políticas: son las personas las que crean las organizaciones, y las etiquetas las que las dividen.

Aprovechando esto, quiero mencionar algo que es admirable y que la Generalitat Valenciana debía considerar de interés público: La capacidad de unos profesionales como los informáticos de sanidad que han sabido organizarse desde dentro creando AVISA, la Asociación Valenciana de Informáticos de Sanidad, desde donde no solamente defienden sus intereses profesionales, como es justo y necesario, sino que se preocupan por mejorar su formación, información y colaboración entre los distintos centros. Hay directivos de la Consellería que se han dado cuenta del valor de esto, haylos. Esperemos que prospere la Asociación y su ejemplo. Un abrazo para todos los colegas y para aquellos que hasta el presente han sabido (y logrado) dirigirla y promoverla.

Como os decía, un hospital es un organismo especial. Pero ahora quiero hablar de ellos no ya como profesional de ese mundo, aunque en un puesto más burocrático, sino como paciente:

Me admira el comportamiento de los visitantes, acompañantes y en algunos casos de los pacientes. Me explico:

Cuando se construyó La Fe (La antigua) recuerdo que para visitar a un familiar que tenías encamado se disponía de dos pases, y de un horario restringido. Había un “comercio negro” de pases, claro, como para todo en este país. Pero había una consciencia de que visitar a un enfermo era algo serio, y acompañar al mismo exigía un determinado comportamiento.

Luego aquello se suspendió. Me dijeron que si por cuestiones electorales, que si por mejorar el ambiente, o yo que sé cuántos “quesis”. El caso es que lo que ahora hay, en general, es un auténtico cachondeo, donde impera y se visualiza la falta de delicadeza de nuestra sociedad telecinquera y la falta de comportamiento cívico, esa asignatura que los obispos no quieren que nos enseñen, no vaya a ser que seamos conscientes de nuestros derechos.

Porque te toca una habitación, con otro u otros acompañantes. Si tienes suerte, como ha sido mi caso reciente, personas estupendas, racionales y educadas. Pero en otros casos y en otras habitaciones, ¿Qué ves? Pues visitas colectivas, televisiones a toda voz, comportamientos totalmente diferentes a lo que debe asociarse al descanso de los enfermos y al respeto al resto de las personas.

Porque tú estás enfermo, en una habitación con dos camas más, por ejemplo, como me pasó en otra operación. A la derecha tienes un anciano que está muy mal, y que se pasa la noche gritando, llamando a su familia. Pero su familia no aparece más que en tropel, entre ocho y nueve personas. Se sientan todas alrededor de y en la cama del abuelo, y se ponen a hablar a gritos y a comer pipas. Están un rato y se van, pasan del abuelo y de todos nosotros. Mientras, la televisión está a toda voz porque a la acompañante del enfermo de mi izquierda – yo estaba en el centro, evidente, justo delante de una televisión que no me apetecía ver – le gustan todos los programas de Antena 3, mire usted. Y no los culturales, precisamente. Y te tienes que tragar los gritos de unos y la televisión de otros, aunque tú estés bien jorobado y deseando poder descansar.

Luego está la intimidad: La marabunta no se corta aunque el enfermo de al lado se esté muriendo, aunque lo estén limpiando. El personal, en general, carece de delicadeza, que es un paso más allá de la mera educación. He visto habitaciones de recién paridas a las que acuden en visita familias enteras, y no veas la que montan. Pasillos por los que corretean papis y niños jugando a gritos y muchos otros desmanes que cualquiera que haya estado en las mismas circunstancias puede testimoniar.

Es tremendo el caso de la televisión. Es cierto que distrae, y a lo mejor los hospitales sacan dinero con lo que hacen pagar por poder verla, y que le hace al enfermo las horas más cortas. Pero según su estado y si ve lo que quiere. En una habitación con varios enfermos, solamente uno ve lo que le interesa, otro tiene que ver lo que no quiere y otro está intentando descansar sin que le dejen. Valdría para el caso de habitaciones individuales, pero en las plurales me parece una atrocidad. También he visto salas de espera con la televisión a toda castaña y los pacientes – normalmente doloridos y/o asustados – teniendo que tragarse los seriales de T5. Y no porque les gustaran a ellos, sino porque a alguien de la plantilla le gustaba pasar y verlo desde lejos.

O esa familia – lo tengo reciente – de clase evidentemente “bien”, y por tanto se supone que informada y formada – que lleva a uno de sus hijos a urgencias pero pasan a los boxes ¡con los cuatro niños y los dos padres! Saltándose ampliamente el cartel de “un solo acompañante por persona”, exponiendo a los niños a todo tipo de gérmenes de esas instalaciones y al resto de usuarios a los gritos, lloros y carreras de los pequeños entre las cortinas de los boxes. Hay veces que los ciudadanos estamos a la altura de nuestros ministros, lamentablemente.

Pues eso quería decir: Que hay que poner orden en todo eso: Que un hospital debe ser un centro de respeto y recuperación, no una feria. Y puesto que a la gente en general no le sale, deberían tomar medidas los responsables de los mismos. Vale que no es popular, vale que quita votos. Pero alguien tiene que empezar a defender el sentido común, y es más obligación de quien más poder tiene para hacerlo.

Y si estáis de acuerdo, lo compartís, oigan. Porque sanidad no es sólo lo sale en la tele, es lo que le pasa todos los días a muchos millones de ciudadanos.

Salud, y buen gobierno.

martes, 7 de octubre de 2014

Desconexión temporal por reparaciones

Queridos todos:

He recibido tantas muestras de apoyo que considero procedente una explicación general, a la que remitir a todos aquellos que os interesáis por mi estado, que afortunadamente es estupendo, excepto algunas reparaciones pendientes que os voy a detallar:

Allá por 1992, en pleno proceso de oposiciones para poder consolidar mi plaza en la Generalitat Valenciana (yo venía del Insalud, interino perenne hasta esa convocatoria), me rompí el pie derecho cruzando la vía del “trenet” (entonces no había tranvías, jóvenes míos). Tras muchos años de Artes Marciales, consideré aquello una tontería hasta que, cuando tenía el pie hinchado, me acerqué a urgencias, donde me hicieron una escayola “de becario”, como diría después algún facultativo experto.
Pasado el tiempo y abierta la escayola, bien por la tardanza o por la misma, el pie recuperado no era tal, sino un amasijo de huesos necrosados y deformidades, que entre otras cosas condicionó mi calzado y mi caminar en el futuro.

Eso no impidió los Caminos de Santiago, las marchas montañeras y muchas sesiones de Aikido y Kung-fu. Pero está claro que el cuerpo tiende a corregir deformaciones, y el andar mal hizo que mis rodillas y mis caderas fueran degenerando, como bien mi predijeron mis compañeros de la Consellería expertos en el tema. Pero… ¿qué iba a hacer? ¿Pararme? ¿Dejar de caminar a Santiago?... No estaba en el programa.

Vivir, ser libre, andar, cuesta. Tiene sus hipotecas. Pues vale. Es evidente que cada uno gasta más aquello que más le gusta usar (atengámonos al tema y no entremos en disquisiciones que no proceden aquí). Así es que como karateka, aikidoka, kungfuteka, caminante  y montañero uno ha ido utilizando su aparato locomotor hasta que se ha gastado, mire usted, pura resistencia de materiales.

Total, que primero fue el menisco (2001), luego la prótesis de cadera  izquierda (2006) (Sobre ella podéis ver esta entrada del blog), y ahora me toca completar todo el tren de aterrizaje, porque el estado de mis articulaciones es tal que ya cualquier paso es doloroso, y un paseo es imposible.

Así que ahora viene la prótesis de la rodilla izquierda. Así completo un lado totalmente protésico, y 
se puede abordar posteriormente la cadera derecha y la rodilla derecha. Ello no solucionará el problema principal: El pie derecho hecho polvo, origen de todos mis males. Pero facilitará mi locomoción para una calidad de vida normal, Es una inversión de la Seguridad social para no incurrir en mayores costes de mantenimiento por inutilidad (Hablamos de la locomoción, entiéndase).

Afortunadamente, aún disponemos de una sanidad pública extraordinaria, que a poco inteligentes que fuéramos deberíamos esforzarnos en defender y conservar a toda costa. También afortunadamente las técnicas quirúrgicas han evolucionado maravillosamente y cómo podéis ver en los vídeos que os enlazo no es más que una delicada operación de carpintería.

Por mi parte, confío totalmente en los profesionales encargados de estas cosas, y me felicito por estar en una sociedad en la que estas dolencias tienen reparación. Tenemos que apoyar que el alcance de estas coberturas se extienda, y no se reduzca. Cuando las ideologías están tan discutidas, el derecho a la salud, a la educación y a una vida digna no tienen que ser patrimonio de unas siglas, y menos negocio para otras.

Pues eso, mañana 7 a partir de las 7 mi rodilla será una de esas que abren en el vídeo. Ya os contaré la operación desde dentro.

Gracias a todos por vuestro interés y apoyo. Otro día cualquiera de vosotros o de vuestros familiares puede precisar ser paciente de nuestro sistema de salud. Defendedlo desde ya. Tenemos profesionales excelentes, equipos excelentes y conocimientos excelentes. Como dice el Cantar del Mio Cid: “¡Qué buen vasallo si tuviera buen señor!”

Busquemos que el señor sea el pueblo, pero un pueblo bien dirigido.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Apágalo todo.

Apaga la tele, apaga el móvil. Apaga el ordenador, desconéctate. Sal al balcón, mira la Luna. Sal a la calle, pasea. Es tarde, hay muy poca gente. ¿Qué ves? Todo está muy tranquilo, los árboles se mueven por una ligera brisa. Huele ya a otoño. ¿Qué oyes? Nada, muy poco, el viento, los coches que pasan, pocos. Alguien andando por la calle a estas horas, es de noche.

¿Qué piensas? ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Cuánto tiempo perdido delante de la TV, viendo anuncios de cosas que no quieres comprar, programas de chorradas que no quieres ver, telediarios manipulados por poderes manipulados por los grandes poderes! Para que pienses como ellos quieren que pienses. Rehenes degollados por un ejército terrorista que ha surgido de la nada, al parecer del fondo de la televisión, amenazas que sirven para bombardear países cuyo destino es ser bombardeados, gente que nace esclava, víctima desde el principio. Las armas son caras, los misiles generan beneficios, las movilizaciones contra las amenazas externas distraen de los problemas internos. Ya no te crees nada. ¿Y Libia? ¿Y Egipto? ¿Ya no pasa nada en Gaza?

Cuando la primera guerra del Golfo, las imágenes impactantes que nos ofrecieron en todas las cadenas vimos luego que eran montajes posteriores. La realidad que nos ofrecen es la suya. Existen los movimientos terroristas, pero de alguna manera los han creado ellos, Crean la amenaza para mantenernos asustados, para gastar bombas que pagamos todos, para recortar libertades. Te espían, te oyen, te ven, te fichan. Te crean una crisis para que aceptes trabajar más barato, con menos derechos. Te putean y te salvan. Y tú, agradecido por migajas de trabajo con sueldos de mierda.

¿Y ahora? Ahora le toca a Europa. Toca balcanizar Europa. Aquel sueño de una Europa unida, rica, culta, socialmente distribuida, con derechos civiles, con alta responsabilidad ciudadana, hermanada… Aquel sueño no interesa. Es una ridiculez de progres. Hay que cargarse Europa, y para ello se balcaniza, se divide, se empobrece. Se rompe la unidad promoviendo los egoísmos de los países ricos frente a los pobres, apoyando a gobiernos destructivos de aquellos países a los que se quieres, simplemente, convertir en estados-tapón.

Sí, porque la amenaza está allá abajo, con millones de africanos presionando. Sobrevivirán al Sida, al Ébola, a los virus que sea necesario. Vendrán. Y entonces… ¿Qué hacemos? Necesitaremos que España e Italia los paren, son los países fronterizos. ¿Francia? ¡Por Dios! Francia se cree casi como Alemania, y hay que mantener la ficción un tiempo más, porque todavía se cree una potencia.

Hay que fragmentar Europa, dividirla, balcanizarla. Que no sea una unidad, que se peleen entre ellos. Y mientras, acosamos a Rusia en sus fronteras. Movemos la Otan cada vez más cerca, hasta que Putin reviente o plantee una guerra que nos permita hacerle reventar. A nadie le interesa una guerra nuclear, pero si podemos volar convencionalmente una parte de Europa. Pues mira, en vez de Wolskwagen venderemos Ford, y así les financiamos las armas para defenderse y la reconstrucción de lo destruido. Y tan amigos. Ganaremos por las dos partes. Siempre ganan los que ganan y pierden los pringaos. Moraleja: No seas un pringao.

Es de noche, el silencio se impone. ¡Bendito silencio! Se me van revelando muchas cosas que con tanto ruido tenía taponadas. Puedo pensar, y lo veo claro. Nos están tomando el pelo, a unos niveles increíbles. Ahora escenifican la destrucción del partido en el poder. Ya no les sirve. Han cambiado las corrientes, ha cambiado la moda. Ellos mismos se hacen el harakiri y no sabemos si es por pura inteligencia, porque ya les da vergüenza seguir o porque ya han esquilmado bastante el patrimonio público. Ahora es el tiempo de los partidos alternativos. Ellos han sembrado la semilla, y te planteas: ¿De dónde sale esta criatura? La inteligencia del poder es que siempre crea una herramienta para seguir dominando. Los partidos que quieren seguir siendo visibles deben sucumbir a los asesores de imagen, a salir en la tele, a ser una pura mercancía más. Nada de contenido ideológico, y mucho menos revolucionario de verdad. Unos cambios para que parezca que algo ha cambiado y que todo siga igual. Y te preguntas; ¿Cómo han aparecido los de Podemos? ¿Quién los promociona? ¿Quién los financia? ¿De dónde ha salido ese dirigente del PSOE tan mediático? ¿Es una composición de asesores de imagen? ¿Han sabido que ya no vendían PP y están reconduciendo la demanda?

Pura TV, pura imagen, puro montaje. Debates de mierda, casi callejeros, en formatos de tertulia-espectáculo. No hay reflexión, no hay ideología. Balbiiiiiiiiin ¿Dónde estás?


Vivimos la vida americana por la TV. Nuestros jóvenes conocen más los barrios de las ciudades yanquis que los de su propia ciudad. Las series encandilan a la juventud y les hacen creer que la vida se resuelve en un sofá, o en un piso de eternos estudiantes cuyos únicos problemas son los del sexo. No hay política, no hay discusión sobre el futuro, no hay nada más que superficialidad. Películas de superhéroes o de soldaditos americanos traumatizados por sus guerras perdidas, pero que en el fondo llevaban razón. Policías de chaqueta y corbata que dejan sus placas pero resuelven el caso. Jóvenes con monopatín y gorra de lado, mascachicles descerebrados militantes de la incultura. Se ve lo mismo en cualquier país de Europa: Los mismos modelos, los mismos resultados. Estamos invadidos por la TV y las pelis, machacados, apabullados. La cultura europea es residual, queda para resistentes. Pero ya hay ministros Wert en España y habrá otros similares que eliminarán esas bolsas de resistencia de la cultura, hasta alisar nuestros cerebros al nivel de las sectas más caminantes. Curas, toros, mantillas y peinetas españoles, superhéroes, policías y rambos yanquis. Ya tenemos el esquema. Podremos ser felices si compramos, compramos, compramos y los fines de semana al centro comercial nos vamos.

Tienes que ver la tele, insensato, estúpido. Si no, acabarás acusado de terrorista, ecologista o cualquiera de esas cosas deleznables. Fútbol, fútbol, fútbol, Madrid, Rajoy, una manifestación a favor del Aborto. Qué malo es Mas, Fútbol, Madrid… Eso es el Telediario de la 1. Lo único que se salva es el tiempo, pero pronto lo quitarán porque es un buen programa. Y sólo faltaba Isabel, castellanismo puro, El Imperio. Una Grande, Libre. Toda España unida, pero castellana y con la Inquisición... ¡Madre mía!.

Silencio. Tienes que empezar a salvarte por el silencio. Tranquilidad para que se te vaya aclarando el cerebro, para ver en perspectiva. A veces, piensas que no debes comentar nada porque la gente a tu alrededor se escandaliza. Te sales del credo general. ¡Hasta te han creado un cauce para que seas antisistema! Ya ni siquiera puedes ser antisistema fuera del sistema, porque hay un movimiento antisistema dentro del sistema que es fundamental para mantener el sistema contra los antisistemas…

Manipulación, eso es. Burda y poderosa manipulación. Han creado la bola de la independencia catalana para despistarnos de la corrupción de determinados personajes y partidos, tanto catalanes como “españoles”, y ahora que se termina la fiesta no saben cómo cortar el hervor. Nos van a joder realmente, van a separar las sociedades, todo por conservarse en el poder, los unos y los otros. ¿Patrias? ¡Mierda! Intereses personales de gente que se llena los bolsillos mientras nos hace cantar himnos.

Nos hace falta silencio, sosiego, un gran silencio nacional, que se callen los que hacen ruido. Porque nuestro problema no está en si dimite o no Gallardón (nunca dimitirá bastante ni se irá bastante lejos) o en si Mas se sale del tinglado que ha montado de una manera o de otra. Está claro que los independentistas de buena fe se van a quedar con un palmo de narices, y aquellos españoles que crean que la unidad española habrá ganado con tal proceso estarán muy equivocados, tanto en lo que es unidad como en que alguien gane con esto.

Pero el peligro real nos viene de fuera, porque la Europa que se está diseñando para el futuro nos deja de mero estado-tapón, aislante entre los movimientos que se esperan en el Magreb, cada vez más radicales, y los plácidos dominios de los Imperios Centrales. A Europa se la suda si España se divide. Mejor: Dos mitades se manejan mejor que un entero. Y los españoles son capaces de pedir la independencia hasta de La Rioja, ya puestos. Francia está condenada a pretender ser el vecino pobre pero pijo de los alemanes, y el Reino Unido habrá de seguir de lacayo de sus propios capitalistas, que son los mismos que mueven los USA, para tratar de cortar cualquier atisbo de prosperidad de la Unión Europea. El resto, países colonizados o colonizables.

Todo esto mientras el plasta de Jerry no le toque demasiado las narices al Tom ruso, y no llegue el momento en que las disputas entre uno y otro se resuelvan con un nuevo planchado del territorio centroeuropeo. Con lo cual, hijos míos, lamentaremos la pérdida de un competidor comercial muy fuerte y podremos centrarnos en el Pacífico, que es donde realmente hay perspectiva de mercado.

Un futuro en barbecho, es lo que le espera a Europa. Con suerte, se mantendrán reductos que conserven la valiosa cultura europea, mientras predominan gobiernos corruptos, bandas mafiosas y otras sutilezas de los reinos de la noche. Y nosotros, nos comeremos los mocos esperando a los millones de turistas que nos han mantenido hasta ahora a pesar de nuestros atroces gobiernos y nuestras atroces políticas económicas. Seremos un país de camareros, jardineros y persianeros de nadie, porque no vendrán. Eso sí, todos con título universitario, por lo menos los que pudieron sacárselo antes de la era Wert.

Vamos mal, vamos muy mal. Porque nos tienen dirigidos, controlados, mentalizados. Tanto a nivel individual como colectivo. Son maestros en el arte del manejo de masas. Al que discrepa, se le sacan pruebas de que es un terrorista, un antisistema, un degenerado. Y la gente lo acepta, cierra el hueco y sigue, viendo a los policías buenos correr detrás de los terroristas malos y anuncios de lo bueno que es su gobierno, que se trae misioneros a curar del Ébola a precio de oro aunque no pague las dependencias, y si tú eres un anciano español con problemas, un dependiente, un familiar, te puedes morir porque no eres religioso y no sales en la tele. ¡Zas! ¡En toda la boca!, que diría Sheldon.

Nos hace falta el silencio, la reflexión. Echar a todos estos que hacen ruido, que pasen por la Fiscalía. Recuperar el sentido común a nivel de nación, sosegar los ismos, calmar las divisiones, tapar los agujeros que nos han hecho estos piratas. Rehacer todas las constituciones, porque es malo un andamiaje que se convierte en cárcel. Recuperar la justicia, la dignidad, la capacidad de escuchar…

Y cambiar estos esquemas. Porque están viejos, porque ya no nos sirven. Porque el mundo que nos espera ya no es el que creemos que sigue siendo. Y pensar por nosotros mismos, recuperar nuestra esencia cultural, nuestra diversidad. Solamente la sabiduría, como pueblo y como personas, nos puede rescatar. Y la sabiduría es incompatible con tanto ruido.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

El tigre cojo

Erase una vez un tigre, un tigre adulto, grande, fuerte. Dominaba en su manada. Tenía varias hembras que le rodeaban, le acariciaban, jugaban con él y se prestaban sumisas a sus deseos. Los machos jóvenes le respetaban, se acercaban a él cabizbajos, y uno solo de sus gruñidos bastaba para poner orden. Cazaba sin problemas, y cuando traía sus presas toda la manada se acercaba con respeto, sumisa, a compartir el botín que él traía.

Pero un día, persiguiendo a una presa, el tigre se clavó algo. Una rama, una espina, no se sabe. Aquella herida se infectó y el tigre perdió la funcionalidad de una de sus patas traseras. Ya no podía correr, ya no podía cazar. Ya no podía enfrentarse a los machos jóvenes, que poco a poco fueron dándose cuenta de su debilidad y fueron perdiéndole el respeto. Aquellas hembras que tanto le cuidaban comenzaron a atender a aquellos otros más jóvenes, más fuertes, más capaces de cazar y de defender la manada. Ahora era el último en el reparto de la comida que traían los otros, cuando le llegaba.

El tigre lo comprendía. Recordaba el tiempo en que él desplazo al antiguo macho dominante de la manada. Estaba viejo, débil, y no quiso ni enfrentarse a él. Simplemente se fue y le dejó el parque de hembras y de cachorros.

Había llegado su momento. El tigre lo sabía. Uno de aquellos cachorros que él había defendido, a los que había traído alimento, ahora estaba grande y fuerte, ahora era el dominante. Ahora ocupaba la sombra de aquel árbol que durante años había sido privativa de él. Ahora las hembras se tumbaban a su alrededor, buscando los genes del triunfador.

Al menos, pensó nuestro tigre, no le atacan. Le miraron todos indiferentes, como a quien ha perdido su turno. Y comprendió. Ya no podía esperar favores sexuales, ya no podía esperar el respeto de los jóvenes, porque ahora los jóvenes eran los que mandaban, los que cazaban, los que cubrían a las hembras. No había sitio para un tigre cojo, que a duras penas podía desplazarse. Ni correr, ni saltar, ni pelear, ni mandar…

Y el tigre se fue. Se fue sólo, sin volver la vista atrás. Nadie le despidió, pues todos estaban muy interesados en disfrutar de su nueva distribución de poder. Nadie compartió con él su presa, pues ya no era útil. Su destino era vagar por aquellos lugares en los que no había un macho fuerte con quien enfrentarse. Como no podía cazar, tenía que comer carroña, la que le dejaban los animales más capaces. Nuestro tigre fue perdiendo fuerzas. Su alimentación perdía calidad y la infección de su herida iba predominando.

Se tumbó bajo un árbol. Sabía que no iba ya a salir de allí. Había competido con éxito contra adultos más fuertes, y había ganado gracias a su velocidad y astucia. Había disfrutado de las mejores hembras, y engendrado muchos cachorros que ahora eran más grandes, más fuertes y más rápidos que él. Ellos tenía que labrarse una vida, él había ya hecho su parte.

Movió el rabo. Las moscas le rodeaban, como siempre en aquel clima bochornoso. Algo se movió entre los matorrales cercanos, y un inmenso y joven tigre macho apareció, prudente, olisqueando. Sería el amo de aquel territorio. Pero él no venía a disputar nada a nadie, venía a descansar, a dejarse ir tranquilamente.

El recién llegado se acercó, poco a poco. Vio ante él a un macho cansado, vencido, herido, queriéndose dejar ir. Y sin duda comprendió que aquel no era su enemigo, sino que era su futuro. Se acercó más y le dio unos tremendos lametones en la cara, como de agradecimiento, como de acompañamiento. Y se tumbó junto a él, en aquel atardecer, dispuesto a defender a aquel tigre viejo de los carroñeros que pudieran molestar su partida.

Pasaron muchas horas. Llegó el amanecer, y nuestro tigre cojo había muerto tranquilamente, bajo un árbol, al frescor de la noche. El tigre joven le olisqueó y le lamió, como último reconocimiento, como despedida. Sabía que un día él sería expulsado de su manada, sería rechazado por las hembras que antaño le perseguían y sería sustituido por alguno de aquellos cachorros a los que había enseñado a andar, a cazar, a pelear. Quería tener el derecho a retirarse sin molestar, a pasar sus últimas horas libre, bajo un árbol tranquilo, ante un paisaje infinito.

lunes, 8 de septiembre de 2014

FALLO GENERAL

Me despierta el calor. El aire acondicionado no funciona. La lámpara de la mesita de noche tampoco. No hay corriente eléctrica.

Me levanto. Abro la ventana. El bochorno de la noche de finales de verano sobre Valencia penetra rápidamente en la habitación aún fresca. La calle está oscura. Todo está oscuro. No se ven más luces que las de los coches, pocos, que pasan a esta hora. Ya casi está amaneciendo. La parte que veo de la ciudad está sin luz. Ni calles, ni fincas. Nada.

Pienso que no puedo hacer nada, y que será un fallo pasajero, así que intento dormir. Miro el despertador. Al menos, las pilas funcionan. Me quedan dos horitas todavía. Hay que aprovechar.

Las 6:45. Ahora siento que sí funcionen las pilas. Sigue sin haber corriente eléctrica. Levanto las persianas, y la débil luz del cercano amanecer me permite andar por casa sin tropezar. Voy a ducharme.

¡Mierda! No hay luz, pero tampoco agua. Un fino hilillo cae de la ducha. El calentador está apagado, claro. Pero no importaría si hubiera agua, es verano. La bomba que impulsa el agua desde la portería no funciona, claro. Pegas de estar en un piso alto. Esto se pone feo. Uso la cisterna del WC casi con pesar, pues no sé cuándo se va a volver a llenar. ¿Afeitarse? Malamente, sin luz ni agua. Así que me lavo la cara con colonia y caigo en que ¡Mierda otra vez! No irán los ascensores y me va a tocar bajar los doce pisos por la escalera, con lo mal que tengo las rodillas.

La nevera, pienso en la nevera. Se nos van a descongelar los alimentos. La abro y veo que está todo aparentemente bien. Confío en que la restauración de la corriente será pronto, así que cierro y cuando vuelva de trabajar me preocuparé. Pongo el transistor, pero coge poco. Muevo el dial cuidadosamente hasta que sintonizo una emisora: Radio Nacional, emisión de urgencia, emitiendo con la corriente producida por generadores, según dicen.  Poca potencia, se oye muy mal. El apagón no es sólo en Valencia: Es en todo el mundo. ¡Coño! Mi sorpresa es tremenda. ¿Cómo puede haber un apagón mundial?

Según la radio, no se puede culpar a los terroristas, ni a un accidente, ni a nada: El apagón es mundial. La corriente eléctrica ha dejado de fluir, y solamente se dispone de la que generan los generadores de combustión, pero con muy mal rendimiento, y de la que queda en las baterías. (Será culpa de Zapatero, pienso yo que dirán los del PP). Las centrales hidroeléctricas, nucleares, etc. siguen produciendo, pero la corriente desaparece, no se transmite por la red.

El Gobierno pide a los ciudadanos calma, no malgastar las baterías de los teléfonos y reservarlas para emergencias (Incluso los teléfonos fijos van ya en su mayoría con electricidad, así que esos no cuentan), y mantenerse a la escucha a través de los transistores. Afortunadamente, anoche cargué el móvil, así que llamo al trabajo. Me dicen que ni vaya: No hay corriente, no hay ordenadores, ni luz, ni aire acondicionado. No se puede hacer nada.

Miro por el balcón: A las puertas del supermercado de la calle se está haciendo ya cola. La gente está nerviosa. Miro nuestras reservas. Necesitaremos agua, pilas, latas. Todo aquello que no se vaya a estropear sin nevera. Cojo el carro de la compra y me bajo. Mi mujer dice que soy un exagerado y que sucumbo a la histeria general. Probablemente. Pero un exagerado con provisiones es mucho más divertido que un prudente con sed.

Llego a la cola. Admirable. No son las nueve de la mañana y ya hay un montón de gente, de forma que los del súper han puesto al vigilante en la puerta. Pasa un coche de la policía con altavoces: “No se alteren, esto pasará pronto, todas las potencias están analizando las causas. Mantengan la calma”. Mala cosa para que la gente se calme, decirles que los gobiernos van a solucionar el tema...

Entramos a mogollón al supermercado, iluminado por las luces de emergencia. Todos a por lo mismo. Pienso en los que tienen niños, y llamo a mi hija. Dice que no necesitan nada. Claro, en los chalets hay flujo de agua más fácilmente. Yo puedo aún coger unas botellas, latas, pilas… y chorizo y vino, qué caray. Hay que pagar en efectivo, no funciona la red, no se puede pagar con tarjeta. Subo a casa. El WhatsApp hierve. La gente está alucinada.

….

Pasan los días y esto no se arregla, al contrario. Los hospitales están consumiendo sus reservas de combustible para los generadores de emergencia, los enfermos sufren mucho por el calor y los riesgos sanitarios crecen. No hay agua en los grifos, pero tampoco hay gasolina ni gasoil en los proveedores: Las bombas que los impulsan por los oleoductos son eléctricas, y es imposible poner generadores para todas. En las calles ya hay serios tumultos, y la policía va dejando de utilizar sus vehículos. El gobierno ha decretado el estado de emergencia, y el Ejército  está colaborando a mantener un poco el sistema. Nadie sabe cuánto va a durar esto…

Estamos sordos y ciegos. No hay electricidad, no hay ordenadores, ni Internet, ni televisión, ni radio, a no ser las de pilas, que también se van acabando. Los móviles no se pueden recargar, y el que aún conserva batería lo guarda para las comunicaciones estrictamente necesarias. Además, va desapareciendo la cobertura, pues los generadores de las estaciones de repetición van agotando sus reservas, y las van silenciando.

Tampoco se puede cocinar, mira tú. Hemos sido tan modernos que hemos desterrado el gas: Mucha placa, mucho microondas, mucha plancha… ahora nada. Tampoco los que tienen gas ciudad, pues ya no fluye. Solamente los que conservan su bombona de butano en casa, pero en mi barrio ya son muy pocos. Pensamos que no pasa nada, pues esto no puede durar.

Se oyen disparos por la calle. La gente asalta los supermercados, que están cerrados porque las cámaras frigoríficas no funcionan. Las pérdidas son enormes, y el olor insoportable en algunos casos. Hay muy poca agua, y la usamos para beber. La higiene queda un muy segundo plano. Va a haber que irse de la ciudad, si esto sigue así.

Bajo a la calle. La gente, condenada a permanecer en sus casas, comenta en los rellanos con los vecinos y se revende cosas. Se ha generado un mercado negro. Pero es que hay muy poco efectivo ya, puesto que las tarjetas de crédito no sirven y los cajeros no funcionan.

Llego a la calle. Mal rollo. Se ven escaparates rotos y… ¡Mierda! Algunos coches tienen los tapones del depósito reventados. ¡Están robando el combustible de los coches! Llego al mío y veo que lo han intentado, pero afortunadamente parece que han desistido. Compruebo que sí, que me queda. Hay que irse, esto aguantará poco.

Subo a casa, Le planteo el tema a mi mujer. Habrá que juntarse con la familia, compartir lo que tenemos y que ahora vale: Unos pocos euros, unas botellas de agua, unas pilas y… ¡Un móvil con algo de batería! Los metemos en unas bolsas y empezamos a bajar. Algunas puertas se abren y los vecinos dirigen miradas ávidas a nuestras bolsas. Hace unos días, esto era una finca guay con gente guay y de clase media alta. Ahora, todos nivelados casi a cero por la falta de servicios mínimos. Si esto sigue así, depredadores al acecho de la presa, aunque sea el vecino de arriba. Aleccionador.

Llegamos a la calle. Una pareja de policías, muy armados, nos para: ¿Dónde van ustedes? Le cuento que tenemos que ir con nuestras nietas, mientras tengamos combustible. “Tenga mucho cuidado, las carreteras están llenas de bandas que se dedican al pillaje.” Ahora tengo más claro que hay que irse cuanto antes. Nos metemos en el coche y arrancamos. Las calles están casi desiertas, no hay casi coches en movimiento. Los cruces son muy peligrosos, no hay semáforos. Muchos establecimientos tienen las puertas reventadas y han sido saqueados. Se ven grupos muy amenazadores y patrullas de soldados o policías. Parece una película de ciencia-ficción.

Llegamos, no sin haber pasado bastante miedo. Metemos como podemos todos los coches dentro de la valla del chalet. Hacemos recuento de víveres. Organizándonos, tenemos comida para las niñas, y unas cuantas pilas que nos permiten  seguir las noticias por la radio de emergencia. El último WhatsApp de mi hijo dice que también han conseguido salir de Madrid, que está aún peor que Valencia, y han conseguido llegar al pueblo de ella. Afortunadamente, parece que se mantiene activo algún repetidor de mensajes. Pero intermitentemente. 

…..

Va a cumplirse el mes desde que desapareció la electricidad. Parece ser que afecta a todo el mundo, y lo achacan al influjo de las radiaciones solares. Vamos, como si los electrones estuvieran en huelga y no quisieran moverse por los cables. 

Casi chistoso, sí, pero nada funciona. Los hospitales van cesando en su actividad, la  mortalidad está creciendo, faltan seriamente los alimentos y en las ciudades grandes ya hay tumultos serios. La mayor parte de farmacias están saqueadas. La policía y el ejército disparan. Cuando se provocan incendios, no se pueden apagar porque los camiones no tienen combustible, no hay bombas, no hay presión de agua. Los edificios tienen que arder como velas, hasta extinguirse. Y se propaga de unos a otros. La gente sin hogar vaga por las calles, se amontona en las plazas. La Alameda y el río están cubiertos de gente acampada, asustada. No hay higiene. Los poderes públicos han desaparecido prácticamente. Unos dicen que el caos les ha vencido, otros dicen que, simplemente, han huido con el botín. Hay partidos y ONGs que intentan componer alguna solución. Se vuelve a las asambleas en las calles, a la política cercana, a la auto organización. La sociedad tal y cómo estaba montada está desapareciendo, y como era de esperar los que han vivido a costa de ella la abandonan en cuanto deja de ser útil y/o hay peligro.

Los días pasan muy lentamente, no hay nada que podamos hacer, solamente esperar la hora de las noticias, en la que nos reunimos tensos alrededor del transistor. Parece que los movimientos radicales se han dado cuenta de que el primer mundo está vencido. No hay petróleo, no hay electricidad, no hay electrónica, no hay armas sofisticadas. Las policías y los ejércitos no tienen medio de comunicarse, no se pueden desplazar con rapidez, no se pueden coordinar, no les van los sistemas de armamento.

Y vienen, vienen a por nosotros. Ellos saben vivir entre privaciones, muchas veces porque nosotros, el mundo “civilizado”, hemos convertido sus países, sus ciudades y sus hogares en ruinas, y hemos matado a padres e hijos con nuestros “drones”, nuestras “bombas inteligentes” y demás figuras retóricas para ocultar la opresión el fuerte sobre el débil.

Pero ahora ya no somos fuertes. No tenemos informática, ni Internet, ni comunicaciones. No valen de nada las redes de emergencia, ni las militares, ni los robots, ni los radares, ni nada. Los electrones no circulan. No tenemos agua, ni combustibles, ni siquiera dinero para pagar por nuestra seguridad. Es un enfrentamiento hombre a hombre, persona a persona. Y ellos saben vivir entre ruinas, saben sobrevivir con poca comida, saben pelear sin armas avanzadas, ven mejor en la oscuridad, aguantan más físicamente. Nosotros les hemos enseñado, les hemos obligado a aprender. Queríamos sus recursos naturales y su mano de obra, pero no les dejábamos entrar en nuestro paraíso. No eran nuestros enemigos, y les hicimos serlo. Ahora ya no nos tienen miedo.

viernes, 8 de agosto de 2014

FARISEOS

Estoy buscando alguna información que me hable de cómo la jerarquía católica española se ha volcado en ayuda de los religiosos atacados por el ébola. Quizás no la encuentre porque estará junto a los esfuerzos que la Conferencia Episcopal Española ha hecho para paliar la crisis humanitaria deGaza, o quizás con las manifestaciones de obispos preocupados por la pobreza en España, al menos por la infantil, tanto que les gustan los niños…

¿Qué no la encontráis? ¿Qué no la encontramos? ¿Puede ser que tan santos varones, perfectamente atildados, luciendo grandes cruces, no estén totalmente movilizados para asistir a aquellos miembros de su iglesia que están dando la vida por los demás en primera línea? ¿Puede ser que estos señores estén tan ensimismados en sus reuniones, en sus radios, en sus periódicos para apoyar a ministros neofranquistas, para intentar imponer ideasabsolutamente trasnochadas, que no tengan tiempo ni ocasión para salir en primera línea a defender a sus misioneros y misioneras?

¿Será que no tienen dinero? ¿Una institución, La Iglesia Católica, que es una de las principales propietarias inmobiliarias del mundo? ¿Una institución que almacena en sus Catedrales y en sus iglesias enormes tesoros, toneladas de plata, oro, piedras preciosas en relicarios, casullas, etc.? ¿Unos cardenales que tienen, hoy día, báculos y anillos de oro? ¿No pueden hacer nada para mejorar la situación de tantos indefensos, empezando por sus propios “soldados” de primera línea? ¡Ah!, Claro! ¡Será porque no hemos marcado bastante la X en la declaración de Hacienda y este Estado no les pasa suficiente asignación!

En un país en el que siglos de opresión, Inquisición, franquismos de varios tipos, fanatismos e incultura profunda (todo va unido) han conseguido que las multitudes, incluyendo aquellos que pasan necesidad, ellos y sus hijos, vean natural que las Vírgenes procesionen con mantos cubiertos de joyas, que en las puertas de los Tesoros de las Catedrales se coloquen patéticos carteles con niños hambrientos para pedir más dinero, y que arzobispos y cardenales noshablen de caridad cristiana vestidos con casullas, mitras, báculos, etc.cubiertos de oro, es normal que no escandalice que aquellos que han interpretado el Mensaje de Cristo como entrega real a los demás estén totalmente desatendidos y desvalidos, a no ser por las ONG, las ayudad directas de otros cristianos o, como en este caso extremo, la intervención oportunista de un gobierno movido por la opinión pública y coordinado por una ministra cuyo principal mérito sanitario es ser amiga de Mariano Rajoy (A ver quien le encuentra alguno más).

Una vergüenza es lo que es, una vergüenza. Y encima pueden decir aquello de "Que se hubieran quedado dando clases en los colegios, o dando charlas sobre la castidad a las “chicas” o los “chicos” de esos colegios concertados que curiosamente y anticonstitucionalmente separan los sexos. Podrían vivir en los lujosos pisos de esos atildados vestidores de negro cuyo principal Camino para servir a Dios es el de los cilicios, físico y morales. Y cuya población a evangelizar es curiosamente la clase más alta, la que más dinero y poder tiene o puede tener.

Somos conscientes de que hay dos iglesias católicas: La de aquellos que se entregan a los demás para servir a Dios, total y absolutamente apoyables y respetables, y la de aquellos que ponen la institución y la credulidad de sus fieles a su servicio, que además, parece que son los que mandan desde hace demasiado tiempo. Y cuando aparece alguno, como nuestro apreciado Papa Francisco, todos nos tememos que pueda “sentarle mal alguna cena” o padecer algún mal de esos que en el Vaticano ataca a los que intentan deshacer los distintos tinglados que tienen montados todos estos personajes.

Tengamos claro que ellos serían los primeros en volver a crucificar a un supuesto Jesucristo que volviera a predicarlas mismas verdades que predicó aquel. Utilizarían a su ministro del interior de turno, a su ministro de justicia (mirad lo que tenemos) para crucificar, de la forma que fuese, a todo aquel que supusiera una seria amenaza para su castillo.

Están ahí, siguen ahí, profundamente unidos a gobiernos que dirigen, teledirigen, asesoran y adoctrinan. Son los mismos a los que Jesús despreciaba, los mercaderes del templo, los promotores de la Inquisición, los que hicieron del franquismo una Cruzada, los del nulo derecho al aborto, los que se refocilan con sus reuniones, sus micrófonos, sus grandes cruces y sus fajas rojas mientras misioneras y misioneros, y muchos sacerdotes urbanos, dan su vida por los desfavorecidos, no solamente sin su ayuda y sin su apoyo, sino sin el más mínimo reconocimiento, y en ocasiones bajo la persecución de una supuesta ortodoxia dogmática que siempre converge en lo mismo: perpetuar su poder y callar todo tipo de crítica.

Estos son los fariseos. Los veréis en la tele, cuando el cura infectado con el ébola  esté curado, para utilizarle para pedir más dinero. Y si se muere,  lo utilizarán para pedir más dinero. Veremos cuanto les llega a quienes realmente se lo merecen.

martes, 5 de agosto de 2014

Música recomendada: Capella Antique Bambergensis

En estos tiempos en que nos gobiernan las fuerzas de la oscuridad, los ladrones han asaltado las poltronas y los estados callan cobardemente las mas viles agresiones a poblaciones indefensas por intereses políticos o económicos, es bueno buscar el sosiego en las obras de arte de aquellas otras épocas en las que también, más o menos, pasaba lo mismo (¿en cual no?) con la diferencia de que los medios de manipulación de masas eran los púlpitos y similares, aunque algunos sucesores de sus ocupantes siguen entre los manipuladores de los manipuladores.

La Capella Antiqua Bambergensis nos ofrece un medio ideal para el retorno al Medievo y al  Renacimiento. Podéis escuchar una muestra en su obra E Dame Jolie y por supuesto en Youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=9wGqjpwTilg 
https://www.youtube.com/watch?v=LsV8zQn3LXA
https://www.youtube.com/watch?v=xBtCjZgEzp8
...etc.

Evidentemente, si en medio de aquella confusión se podía crear esto, habrá que mantener la esperanza y trabajar para que la sensibilidad se conserve y se fomente. espero que os guste.

Buenas noches y buen verano.

jueves, 31 de julio de 2014

COSAS QUE NO QUIERO OLVIDAR – SANTIAGO DE COMPOSTELA, 1972

1972, finales de Agosto. Hay una gran niebla en Praterias, que se extiende por todo el entorno de Pensión Fonseca, en la Rua de Fonseca. No es la primera vez, ni será la última. Allí se puede hacer de todo menos dormir. Las calles que rodean La Catedral son un hervidero de vida. Santiago no es aún la capital burocrática de Galicia. Es una ciudad puramente universitaria, y nosotros tenemos 20 años. 20 años y en Santiago.

Somos tres: José Luis Puchades, a quien me encantaría volver a ver. Hemos venido con su R8 desvencijado. Mi amigo del alma: Moncho, y yo. Santiago es nuestro. Nos integramos en los bares, en las calles, formamos parte de La Tuna sin tener ni idea ni siquiera de cantar. El único, Moncho, que toca la guitarra y los bongos. José Luis liga de manera escandalosa, y yo me dedico a lo que luego me dejó enganchado: Aprenderme de memoria las piedras, la historia y la vida de eso tan maravilloso y desconocido que es Santiago de Compostela. Pero el profundo, no eso que después han vendido al turismo.

En Santiago está Mª Jesús, mi compañera de carrera en Valencia, gallega, preciosa y dulce como ella sola. Y su amiga Teresa, que se ha doctorado en historia de La Catedral, y con la que la  recorro (a la catedral) una y otra vez memorizando todas las historias que Teresa me cuenta. Recorremos el Santiago de los santiagueses, por el día y por la noche. Pasan los días, y no los contamos. Pulpo, Riveiro, tuna, gallegas, empanadas, gallegas, Riveiro, pulpo. Y los/las gallegos/as, que entonces estaban resurgiendo con su cultura y se volcaban con quien se interesaba por su lengua. Mucho antes de que los políticos consideraran un filón volver a aquella preciosa cultura, nosotros ya habíamos hecho inmersión en la literatura en gallego: Cuentos, leyendas, antropología; todo lo que pillábamos escrito en gallego nos lo pulíamos, como una continuación de la lucha que llevábamos en Valencia por leer todo lo posible en valenciano. Eran los primeros 70, cuando la mayor parte de nuestros políticos “democráticos” estaban en colegios de curas o apuntándose a las fuerzas nuevas.

Veníamos de un campamento de las juventudes del régimen. Nos habían echado prácticamente a punta de pistola, por rojos. Éramos especialistas de vela, pero también universitarios, y no comulgábamos con la forma de ver las cosas de un jefe de campamento que era un oficial de marina muy conservador, un capellán que era muy del Opus y otros personajes que ya no tragábamos. Y deambulábamos por Galicia, sin un duro, comiendo muchos días solamente cacahuetes (de ahí puede que venga mi afición) y otras muchas veces gorroneando al pobre José Luis, que era el único que trabajaba y al parecer tenía pasta de familia (Y un Renault 8, no lo olvidemos).

Llevo a Galicia en lo más profundo, desde que empecé a ir en el 70: Sus rías, sus montes, sus playas, sus rúas, sus gentes. Aquellas gentes que entonces conocí y que he podido volver a encontrar cuando he vuelto fuera de la temporada turística, cuando me he metido por sus caminos rurales, cuando he pateado sus aldeas. Y aún recuerdo aquellos días de Agosto, con mucha niebla y lluvia fina, en la pensión Fonseca, cuando podíamos hacer de todo menos dormir, y cuando las calles estaban llenas de vida y ansias de libertad y llamaban intensamente a nuestros 20 años.

Santiago siempre será para mí todo aquello, y cuando he podido recorrer sólo, de madrugada, las rúas de su casco viejo, he creído encontrar a mis amigos esperándome apoyados en aquel R8, hartos ya de que las piedras me engancharan tanto y listos para marcharnos a buscar otro poco de libertad.


Para Mª Jesús, que sé que lee este Blog desde no sé donde, y para José Luis, a ver si consigo volver a verle, y para Moncho, que va a hacer seis años que nos dejó, pero no se ha ido, y nos estará esperando junto a La Catedral, seguro.

El adiós de la tuna

sábado, 26 de julio de 2014

ACTUALIDAD DE LOS CONSEJOS DE MARTIN FIERRO A SUS HIJOS

Espléndidamente cantado en parte por el genial y añorado Jorge Cafrune, vosotros veréis cuan de actualidad están alguna de estas estrofas (Las negritas son mías, me apetecía).

CANTO XXXII (Segunda Parte)

Un padre que da consejos
Más que padre es un amigo,
Ansí como tal les digo
Que vivan con precaución-
Naide sabe en qué rincón
Se oculta el que es su enemigo.

 Yo nunca tuve otra escuela
Que una vida desgraciada-

No extrañen si en la jugada
Alguna vez me equivoco-
Pues ha de saber muy poco
Aquél que no aprendió nada.

 Hay hombres que de su cencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas  menas,
Mas digo sin ser muy ducho:
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas.

 No aprovechan los trabajos
Si no han de enseñarnos nada-
El hombre, de una mirada
Todo ha de verlo al momento-
El primer conocimiento
Es conocer cuándo enfada.

 Su esperanza no la cifren
Nunca en corazón alguno-
En el mayor infortunio
Pongan su confianza en Dios-
De los hombres, sólo en uno,
Con gran precaución en dos-

 Las faltas no tienen límites
Como tienen los terrenos-
Se encuentran en los más buenos,
Y es justo que les prevenga;-
Aquél que defectos tenga,
Disimule los ajenos-

 Al que es amigo, jamás
Lo dejen en la estacada,
Pero no le pidan nada
Ni lo aguarden todo de él-
Siempre el amigo más fiel
es una conducta honrada.

 Ni el miedo ni la codicia
Es bueno que a uno le asalten-
Ansí no se sobresalten
por los bienes que perezcan,
Al rico nunca le ofrezcan
Y al pobre nunca le falten.

 Bien lo pasa hasta entre Pampas
El que respeta a la gente-
El hombre ha de ser prudente
Para librarse de enojos-
Cauteloso entre los flojos
Moderado entre valientes.

 El trabajar es la ley
Porque es preciso adquirir-
No se expongan a sufrir
Una triste situación-
Sangra mucho el corazón
Del que tiene que pedir.

 Debe trabajar el hombre
Para ganarse su pan;
Pues la miseria en su afán
De perseguir de mil modos-
Llama en la puerta de todos
Y entra en la del haragán.

 A ningún hombre amenacen
Porque naide se acobarda-
Poco en conocerlo tarda
Quien amenaza imprudente-
Que hay un peligro presente
Y otro peligro que aguarda.

 Para vencer un peligro,
Salvar de cualquier abismo,
Por experiencia lo afirmo,
Más que el sable y que la lanza-
Suele servir la confianza
Que el hombre tiene en sí mismo.

 Nace el hombre con la astucia
Que ha de servirle de guía-
Sin ella sucumbiría,
Pero sigún mi esperiencia-
Se vuelve en unos prudencia
Y en los otros picardía.

 Aprovecha la ocasión
El hombre que es diligente-
Y téngalo  bien presente,
Si al compararla no yerro-
La ocasión es como el fierro
Se ha de machacar caliente.

 Muchas cosas pierde el hombre
Que a veces las vuelve a hallar-
Pero les debo enseñar
Y es bueno que lo recuerden-
Si la vergüenza se pierde
Jamás se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea-
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de ajuera.

 Respeten a los ancianos,
El burlarlos no es hazaña-
Si andan entre gente estraña
Deben ser muy precavidos-
Pues por igual es tenido
Quien con malos se acompaña.

 La cigüeña cuando es vieja
Pierde la vista, -y procuran
Cuidarla en su edad madura
Todas sus hijas pequeñas-
Aprendan de las cigüeñas
Este ejemplo de ternura.

 Si les hacen una ofensa,
Aunque la echen en olvido,
Vivan siempre prevenidos;
Pues ciertamente sucede-
Que hablará muy mal de ustedes
Aquel que los ha ofendido.

 El que obedeciendo vive
Nunca tiene suerte blanda-
Mas con su soberbia agranda
El rigor en que padece-
Obedezca el que obedece
Y será bueno el que manda.

 Procuren de no perder
Ni el tiempo ni la vergüenza-
Como todo hombre que piensa
Proceder siempre con juicio-
Y sepan que ningún vicio
Acaba donde comienza.

 Ave de pico encorvado
Le tiene al robo afición-
Pero el hombre de razón
No roba jamás un cobre-
Pues no es vergüenza ser pobre
Y es vergüenza ser ladrón.

 El hombre no mate al hombre
Ni pelee por fantasía-
Tiene en la desgracia mía
Un espejo en qué mirarse-
Saber el hombre guardarse
Es la gran sabiduría.

 La sangre que se derrama
No se olvida hasta la muerte-
La impresión es de tal suerte,
Que a mi pesar no lo niego-
Cae como gotas de fuego
En el alma del que la vierte.

 Es siempre en toda ocasión
El trago el peor enemigo-
Con cariño se los digo,
Recuérdenlo con cuidado-
Aquél que ofende embriagado
Merece doble castigo-.

 Si se arma algún revolutis
Siempre han de ser los primeros-
No se muestren altaneros
Aunque la razón les sobre-
En la barba de los pobres
Aprienden pa ser barberos.

 Si entregan su corazón
A alguna mujer querida,
No le hagan una partida
Que la ofenda a la mujer-
Siempre los ha de perder
Una mujer ofendida.

 Procuren si son cantores,
El cantar con sentimiento,
Ni tiemplen el instrumento
Por sólo el gusto de hablar-
Y acostúmbrense a cantar
En cosas de fundamento.

 Y les doy estos consejos
Que me han costado alquirirlos,
Porque deseo dirijirlos,
Pero no alcanza mi cencia-
Hasta darles la prudencia
Que precisan pa seguirlos.

 Estas cosas y otras muchas,
Medité en mis soledades-
Sepan que no hay falsedades
Ni error en estos consejos-
Es de la boca del viejo
De ande salen las verdades

jueves, 17 de julio de 2014

Produir, pensar, viure

Diuen els orientals que els occidentals hem perdut la saviesa de viure lentament. Que gran veritat! Creiem que per fer moltes coses som més productius, millors per a la societat. Això genera en la majoria de nosaltres constants frustracions, ja que no podem fer tot allò que volguérem o deguérem, i som conscients que la majoria de coses no les podem fer tan bé com podríem, ja que el que preval és la quantitat sobre la qualitat.

En el nostre interior, la diferència entre com creiem que hem de viure i com estem fent-ho genera una energia negativa que es torna contra nosaltres. Açò és el que hui es diagnostica com a estrés, que no és més que la somatització del resultat de l'anàlisi que la nostra saviesa interna fa de la vida que portem. I la major part de les vegades no aprovem.

Estem programats com a peces de la cadena producció-consum-venda, cada vegada més. Se'ns inculca el pànic a parar, a tindre un segon lliure per a analitzar el nostre camí i preguntar-nos si volem anar a on anem. Televisió, futbol, ràdio… Tot és un esforç per a tindre'ns distrets la major part possible del dia. I té èxit. Són molts els que senten paüra davant d'un possible moment de silenci, de soledat.

Se'ns ensenya a identificar lentitud amb falta de productivitat, amb ineficàcia, com un valor negatiu. Dir-li a algú lent és com dir-li desmanotat. No es concep l'absència de pressa que tenien els nostres predecessors per a fer les obres mestres que ens han llegat. No podem imaginar que un artesà puga disfrutar fent el seu treball, quan podria crear una cadena i produir moltes més peces, generar més benefici, més quantitat, més diners.

La civilització industrial i el capitalisme han elaborat bé la nostra escala de valors. Qui és útil? El que produïx molt en quantitat, si els beneficis són proporcionals a allò que ha produït. Si un treballador és feliç o no, no produïx plusvàlua, així que interessa que pense el que és útil que pense, valore el que és útil que valore i no s'isca del recte camí, que serà sempre el que convinga a la classe dominant.

Però el nostre interior no ens enganya: Dolors, malalties, depressions, violència… són les manifestacions que el nostre interior s’adona, que estem vivint com no volem. Podem tindre molt, podem “divertir-nos” molt. Però: Podem estar a soles amb nosaltres mateixos? Podem i sabem escoltar-nos?