Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


lunes, 12 de marzo de 2018

Una frase cada día

Buenas noches a todos.

Los que me seguís en Facebook https://www.facebook.com/Angel.Ocon.Gimenez habréis visto que cada día empiezo mi "emisión" con una frase, que intento que sea más o menos ajustada al momento. Y le pongo una foto que considero adecuada (si en algún momento violo algún derecho sobre ellas se soluciona rápidamente, no es mi intención sino todo lo contrario).

En realidad Facebook me recuerda, y mucho, aquellos antiguos radio-aficionados que tenían un montaje impresionante en su casa y todas las noches necesitaban salir al aire para conectar con alguien, cuanto más lejos mejor. Tenía amigos que se comunicaban con su "peña" de todas las noches y tenían, vía audio, claro, su reunión virtual. Y orgasmizaban cuando conseguían conectar con alguien lejano y poder practicar idiomas, que eso antes estaba mucho más difícil.


¿Por qué hago esto? Pues porque es una costumbre arraigada desde hace muchos años. Empecé a interesarme por las frases cuando pertenecía a un grupo de parroquia de aquellos de "cristianos progres" de los 60, y me regalaron un librito con las frases de uno de aquellos obispos de la Teología de la Liberación. Aquel libro me gustó mucho, y empecé a coleccionar frases. Imaginaos todas las que he podido almacenar desde entonces. Todo libro que he leído, todo artículo, todo lo que ha caído en mis manos para leer, ha sido en ocasiones subrayado y almacenado para copiar esa frase que me ha gustado.


Mucho más tarde, cuando ya terminada la carrera empecé a trabajar para distintas multinacionales. me regalaban agendas de esas que tenían al principio de cada jornada una sesuda frase. Y pasaban a mi colección las que me gustaban. Pero me acostumbré a empezar el día con una frase, y con esa costumbre me quedé, reubicada a cuando enciendo el ordenador.


Después, ya como informático de la Consellería de Sanidad, y cuando empezábamos con "eso de las redes", mis compañeros y yo montamos una red que unía, a través de toda la Comunidad, los centros de la Inspección Médica Sanitaria. Todavía me siento orgulloso del montaje que hicimos, con aquellas herramientas tan precarias, de bases de datos que se consolidaban y depuraban todas las noches con millones de registros para que a la mañana siguiente el médico inspector pudiera tener el historial del paciente. Cosas que más tarde, cuando empezaron las medallas, los congresos y las contrataciones a empresas, costarían a los valencianos muchos millones de euros cuando se encargaba a la empresa privada hacer cosas que los propios funcionarios ya tenían hechas o podían haber hecho mucho mejor de haber tenido esos medios y/o el dinero que se les pagaba a tales empresas.


En aquella red, a la que calculamos un promedio de 680 usuarios a través de toda la Comunidad que dependían de su funcionamiento cada mañana, yo mantenía los servidores centrales, las bases de datos y viajaba - con algún compañero o solo - a las diferentes localidades con centros cuando hacía falta. Hicimos una página web cuando todavía no teníamos servidores web, en aquel lenguaje html primario, y conseguimos que todo el mundo viera, al arrancar, la misma página. Ahora parece una tontería, ¿verdad?


Los entonces jefes de la Inspección Sanitaria se dieron cuenta rápidamente de que aquello era un instrumento valiosísimo para hacer llegar normas e instrucciones de manera rápida e igualitaria, y aquella página de arranque se convirtió en un instrumento de gestión. Pero ya desde el primer momento hice valer el principio que ha guiado toda mi carrera de informático: "Tras de cada pantalla hay una persona", y lo primero que había que hacer era reconocer a aquel trabajador cuyas herramientas eran la pantalla y el teclado como una persona a la que el sistema de información había de tratar como tal. Y no se me ocurrió nada mejor como testimonio de ello que poner una frase cada día. De las mías, de las de mi colección.

Esto fue un éxito, y durante mucho tiempo no solamente las compañeras y compañeros esperaban mi frase como saludo del sistema, sino que incluso me enviaban por correo electrónico frases, algunas muy buenas, que yo me apresuraba a añadir a mi colección. Con detalles como estos veían a la informática como una herramienta amiga y a los informáticos como compañeros preocupados por ayudarles. Nada más lejos que otros estilos de informáticos/as estirados y ombligocéntricos más pendientes de congresos y de ascensos que lamentablemente acabaría imponiéndose en algunas subdirecciones generales.

Como ahora puede pasar, mis compañeros pensaron que había unido el servidor a algún sistema automático, a alguna base de datos de frases. Pero no, como ahora, cada frase que pongo está buscada y tecleada especialmente. Por eso veréis que los números no son correlativos.


Pero las autoridades cambiaron, y quien luego pasó al mando de las inspecciones (años ha, conste) pensó que había de controlar más y mejor el tema, y que había que hacer una web "más seria". Así que se acabó la frase, la interlocución y la bidireccionalidad y aquello pasó a ser un órgano más de emisión de instrucciones, controlado por una empresa, ya se sabe.

Y con estas bases , queridos niños, al retomar "mis emisiones" en Facebook, he vuelto a mi colección de frases. Me está sirviendo para ponerles una foto chula, para organizarlas y en algún caso para corregirlas. He leído por ahí opiniones muy corrosivas hacia aquellos que publicamos frases, o que nos gustan las frases, De divinos está lleno el mundo y pobre de aquel que necesita denostar a quien no piensa como él para parecer sabio. Los egos, en mayor o menor medida, se manifiestan también en las redes y para ello no tenéis más que ver cómo hay páginas en las que el autor-a solamente publica fotos de él, con él y él (o ella) en distintas posiciones, lugares y viajes. Pues intelectualmente pasa lo mismo.


Lo cual os cuento para que cuando veáis una de mis frases la veáis siempre como una muestra de máximo respeto hacia vosotros como persona, como una defensa de la reflexión ante la tecnología y la velocidad de respuesta que nos exige, como un homenaje, desde las pantallas, a todos aquellos que escribieron algo genial en un libro o dijeron algo genial en aquellos tiempos memorables en los que unos hablaban y otros escuchaban (y había quien tomaba nota). Y a todas aquellas compañeras y compañeros con los que me he cruzado a través de redes y pantallas y han sabido captar la intención y el mensaje: que esto no es más que un instrumento para ayudar a las personas, y en la medida en que eso se cumple radica su auténtico valor.

Y para despedirnos, nada mejor que otra frase:


Hacía mucho que no escribía en este blog, dedicado al de historia militar: Un tanque de siete pesetas. Hay que decir cosas cuando se tienen cosas que decir. Muchas gracias por vuestra compañía. 

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